Iluminación en baños.
Todo lo que debes saber para planificar una buena iluminación que sea funcional y decorativa a la vez.
Combinar bien varios tipos de luz
Contar
con una buena iluminación es importante para que el baño resulte cómodo
y respire una atmósfera agradable y relajante. Lo más aconsejable es
combinar los diferentes tipos de luz: general, puntual e indirecta. Para
la luz general, habrá que prever varios puntos de luz en el techo. Los
focos halógenos resultan perfectos, ya que producen una luz muy similar a
la natural y, con igual potencia que las bombillas incandescentes,
iluminan el doble. Entre sus inconvenientes está que emiten mucho calor,
que para su instalación se precisa un falso techo para ocultar el
transformador y que resultan algo más caros que otras bombillas. Algunos
focos son orientables y permiten dirigir el haz de luz hacia puntos
concretos. A nivel orientativo, para un baño de unos 6 m2 serían necesarios unos cuatro focos halógenos.
Por
otro lado, hay espacios del baño que necesitan luz puntual. Uno de
ellos es el tocador, donde puede optarse por instalar linestras sobre el
espejo, unos apliques a los lados o bien una repisa sobre el espejo con
focos empotrados. Si el baño
es amplio resultará imprescindible una iluminación puntual para cada
zona. Incluso, en función de las dimensiones, puede ser interesante
instalar interruptores independientes.
Si el baño cuenta con vestidor, las luces integradas funcionarán como una decorativa luz indirecta.
En la zona de ducha y bañera, lo mejor son los focos estancos.
El papel decorativo de la iluminación
La
sensación que transmite un baño se consigue por la combinación de
varios elementos, entre los que tiene un peso importante la iluminación.
De todas ellas, la llamada indirecta, es la menos conocida. Se trata de
un tipo de luz que, aunque no tiene un papel práctico tan evidente, es
fundamental para lograr un baño más relajante y acogedor. Una manera de
conseguir luz indirecta es a través de la instalación de diferentes
puntos de luz empotrados en las paredes
del baño o en el pavimento. Por lo general, se suelen colocar en la
zona de la ducha o de la bañera o bien repartidos por todo el perímetro
de la estancia. Su principal característica es que consiguen una luz
ténue y envolvente capaz de crear ambientes muy cálidos y, desde un
punto de vista más funcional, también evitan tener que encender la luz
general del baño en las visitas nocturnas.
Si los focos van a
instalarse en la zona de la ducha o la bañera es importante asegurarse
de que son piezas que tienen garantizada la estanqueidad y que pueden
soportar el contacto directo con el agua y la humedad que se genera en
toda la estancia. También resulta muy decorativo
instalar luces puntuales sobre piezas concretas que se quieren
destacar, como por ejemplo, el interior de una vitrina, una zona de
estantes, un cuadro... Esta iluminación puede realizarse con focos
dirigidos o bien con linestras.
Fuente:elmueble.com
Fuente:elmueble.com
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