Cuando tienes una piscina, una de las batallas más comunes es la lucha contra las algas. Aunque las algas no son necesariamente peligrosas en sí mismas, ellas hacen que los residuos se liberen, proporcionando un perfecto escenario para que las bacterias y otros microorganismos nocivos puedan florecer. Hay más de 20.000 especies de algas, pero sólo unas pocas se encuentran a menudo en el agua de la piscina: verdes, amarillas, negras y rosas. Las esporas de las algas entran constantemente en tu piscina, traídas por el viento, lluvia o por la contaminación de los bañadores y los equipos. Se instalarán en tu piscina y florecen si las condiciones son adecuadas, por ejemplo, si el agua está desequilibrada, está demasiado caliente o si hay una falta de circulación, filtración y saneamiento. Si no has sido capaz de evitar el crecimiento de algas, la mejor estrategia para la batalla es una completa eliminación. Paso 1: Equilibrar y fregar Antes de poner cualquier tip